lunes, 12 de mayo de 2014

COMIENZA LA FERIA DE SAN ISIDRO 2014

     Transcurridas las primeras tres corridas de la Feria de San Isidro de 2014, no parece haber cambiado nada en este bucle decadente por el que transitamos un año más los que a pesar de todo, conservamos la ilusión para seguir acudiendo tarde tras tarde a la plaza de toros de Las Ventas por si se nos aparece en algún recodo mágico el milagro del toreo. Mientras tanto, el público va menguando en los tendidos al mismo ritmo que la casta en las ganaderías que se acartelan este año, en la que ha dicho la empresa que es la mejor feria de cuantas ha organizado hasta la fecha. Tres encastes distintos han desfilado ya por la arena venteña y si bien era previsible el fiasco de los insignes representantes de la estirpe atanasia y juampedrera que se corrieron en los dos primeros días, no esperábamos que los galanes de José Escolar les acompañaran también por la senda del descastamiento, aunque ya quisiera uno que el peor de los encierros que nos toque sufrir en lo que queda, fuera como el de ayer.

         En cuanto a los diestros que han comparecido en este inicio de feria, el bucle es todavía más notorio. David Mora se amanera más cada año que pasa, Luque es ese torero con padrino influyente al que nos tenemos que tragar varias tardes en la temporada sin justificación alguna, Silvetti es la inevitable cuota mexicana avalada con una oreja cortada en la feria de 2013 por una faena de la que ya nadie se acuerda, Tendero es Manuel Caballero revisitado pero en peor y Pérez Mota, un acólito de la cátedra juliana acartelado en la corrida equivocada. Fernando Robleño, va perdiendo jirones de valor poquito a poco cada tarde y no parece volver a querer ser aquel torero dispuesto a pisar terrenos complicados al que no le importaba el riesgo de cornada. Angelito Teruel se halla exactamente en el mismo lugar del que salió tras confirmar su alternativa el año pasado, apenas ha toreado dos tardes desde aquel momento y sigue dejando aroma de torero al manejar los trastos, pero da la impresión de tener que sobreponerse demasiado a un fondo de valor escaso. Miguel Ángel Delgado es quizá el único matador que ha intentado torear para adentro en esta feria, y aunque el temple y la dura condición de su lote no le hayan acompañado en sus trasteos, es de anotar su buena disposición a no rectificar terrenos.

         Mención aparte merece Juan del Álamo que por lo visto está a punto de ingresar en ese grupo selecto al que también pertenece Luque de aspirantes a figura del toreo asiduos a las ferias que para serlo, no han necesitado triunfar con fuerza en Madrid. Al de Ciudad Rodrigo le funciona la cabeza delante de los toros y sabe exactamente lo que tiene que hacer para cortar sendas orejitas fáciles cualquier día de éstos sin tener que cruzar la línea del toreo verdadero. Mismamente la otra tarde a punto estuvo de lograrlo por un par de series compuestitas de derechazos a su primer toro rematadas con buena estocada y el efecto emocional de una sorpresiva voltereta en el segundo. Aunque esa tarde, lo verdaderamente destacado fueron dos emocionantes puyazos en el sitio de su picador Juan Bernal al sexto de la corrida.


         Como anticipo del futuro que le espera a este espectáculo, la plaza se nos ha llenado de guiris estos días lo cual unido al tórrido calor con el que se ha iniciado el abono, proporciona a los tendidos un ambiente agosteño que para sí lo quisiera el coso de Benidorm. La colonia china es la que más abunda entre las hordas extranjeras que nos invaden este año pero cada vez aguantan menos tiempo en sus localidades, pues ya ni siquiera las abandonan a la muerte del tercer toro como antaño y adelantan la salida no se sabe si horrorizados por lo que ven en el ruedo o porque se les hace tarde para la siguiente atracción turística. Bastante menos educados que nuestros simpáticos guiris es ese público de aluvión que también comparece en esas tardes en las que el abonado menos fiel deserta y que acuden a la primera plaza del mundo como si fuera la de su pueblo, con el ansia de ver un triunfo cueste lo que cueste, y se permiten incluso increpar a los aficionados cabales que legítimamente protestan tratando de preservar el prestigio de la plaza. Ocurrió el sábado cuando Juan del Álamo se colaba camino de la puerta grande y unas simples palmas de tango fueron contestadas con insultos desde los altos de la andanada y con miradas aviesas desde el callejón. Cuando venga Julián acabamos a tortas.

1 comentario:

  1. Buen futuro le espera a Juan del Álamo, despejado de cabeza y fácil, hace el toreo que demandan los taurinos y garantiza las orejitas de muchas tardes. A mi no me gusta.

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